miércoles, 16 de septiembre de 2009

ENSAYO: "TUNGSTENO"


EL TUNGSTENO:
RETRATO DE LA REALIDAD PERUANA DE AYER Y HOY
“Los patrones y millonarios franceses, yanquis, alemanes, ingleses, son más ladrones y criminales con los peones de la India, de Rusia, de la China, del Perú, de Bolivia; pero son también muy ladrones y asesinos con los peones de las patrias de ellos…”
César Vallejo Mendoza

¿Es “El Tungsteno” un retrato, de la realidad de la sociedad peruana del pasado? ¿Esta cruda realidad, que nos plantea Vellejo en su obra, estará presente en el Perú de hoy?.

Aunque parezca imposible, la historia, en algunos casos, se repite con algunas variantes; sobre todo, en la explotación económica y política con la complicidad del Estado con todas las formas de dominación, la justicia a favor de los que más tienen, el desprecio racial y cultural y la protesta de las masas oprimidas (campesinos, profesionales de la clase media, peones y obreros de mina, fábricas, etc.). Por eso, me atrevo a afirmar que la obra de César Vallejo: “El Tungsteno” es un “Retrato de la realidad peruana de ayer y hoy.”…

¿Cuál es la realidad que nos plantea “El Tungsteno”?

El arribo de la empresa minera “Mining Society”, representada por míster Taik y míster Weiss, a la región del Colca, y en concreto, a la zona de Quivilca, para extraer el “Tungsteno” , cambia radicalmente el ritmo de vida de Colca. De una vida aletargada se pasa a un ritmo acelerado: actividades comerciales, contratos, documentos, papeles, mal trato, robos, abuso del poder, violación de los derechos humanos, etc. son el pan de cada día, donde se impone el poderoso ante los más débiles.

¿Qué dice Vallejo sobre el poder económico en su obra?

El poder económico como instrumento de marginación, manipulación y explotación. Vallejo nos relata como la empresa extranjera “Mining Society” (EE.UU.) llegaba a establecerse en la ciudad de Quivilca, principal asiento minero del Perú de esa época, para explotar el Tungsteno y afianzar su imperio económico valiéndose de todos los medios y modos que le da el poder del dinero, violando los derechos humanos y los derechos de los trabajadores.

¿Quiénes representan el poder económico?

Míster Taik y Míster Weiss son los norteamericanos que representan, como lo dice Vallejo, a los intereses de los “Yanquis”.

¿Cómo se emplea el poder económico, según Vallejo?

Este poder económico se usa para tener buenas “relaciones o influencias” con los representantes del gobierno y tener en sus manos a los, “Principales o notables” del pueblo como: el subprefecto, alcalde, el juez, cura, comisario, médico, hacendados, comerciantes. José Marino es el engranaje principal de esta maquinaria de poder, de explotación, de injusticia y corrupción, que Vallejo denuncia en sus páginas. José Marino, comerciante próspero, que de la noche a la mañana se enriqueció gracias a su “cinismo excepcional” y a la mano benefactora de los “Gringos” y de las autoridades del lugar que avalaron su enriquecimiento ilícito a través del engaño y robos descarados a la gente del pueblo. Era el principal proveedor de la “peonada” explotada en las minas, a quienes contrataba por míseros sueldos o los obligaba ir a trabajar a las minas por deudas contraídas con él. El subprefecto Luna llegó al cargo gracias a la influencia de la “Mining Society”, cuya finalidad era que la policía (gendarmes), a través de la represión, apoye el reclutamiento de peones para la mina. Alcalde Parga, de Colca, llegó al cargo por las influencias de Míster Taik y Míster Weiss. El mismo lo decía cuando estaba borracho: “¡Yo soy todo de los Yanquis! ¡Yo se lo debo todo! ¡La alcaldía! ¡Todo! ¡Son mis patrones! ¡Son los hombres del Colca!”. La Iglesia, también, formaba parte de esta maquinaria bajo el poder de los norteamericanos. El mismo cura exclamaba con desparpajo: “¡Los gringos son los hombres! ¡Ellos son los que mandan! ¡Yo he visto al mismo obispo agacharse ante míster Taik! ¡El obispo quería cambiar el cura de Canta, y míster Taik se opuso, claro, monseñor tuvo que agachársele!”… cómo el poder del dinero corrompe y quienes deben velar por el bienestar de los pobladores, se arrodillan ante el poder de la plata, pierden la sensibilidad social, pierden la dignidad de ser humano y muestra una actitud sumisa, servil, hipócrita. A ellos les interesa vivir bien: comer bien, beber bien, disfrutar de orgías desenfrenadas y poco les importa lo demás: los pobres, los desposeídos, los obreros. Son personas que no quieren a su patria y gritan descaradamente “Viva los Estados Unidos” “Vivan los norteamericanos”…

¿Cómo presenta, Vallejo, el poder político en el Tungsteno?

El poder político es manejado desde las altas esferas del gobierno. Es el presidente quien nombra a las autoridades políticas y judiciales del territorio peruano y en algunos casos, influencias en el nombramiento de los párrocos y obispos, quienes eran aliados del poder político. Estas autoridades, nombradas antidemocráticamente: Alcalde, gobernador, cura y juez, subprefecto, prefecto eran los instrumentos serviles del gobierno que velaba por los intereses de los capitales extranjeros, como la “Mining Society”, empresa minera norteamericana, que saqueaba las riquezas del suelo peruano sin importarles la integridad física de las personas que trabajaban en las minas, los bajos sueldos, las condiciones inhumanas de trabajo; los actos de injusticia, como el encarcelamiento, el castigo feroz a látigo, los crímenes y la impunidad ante todos los actos que lesionaban los derechos humanos.

¿Cuál es la visión de justicia que nos presenta “El Tungsteno”?

Vallejo nos plantea una cruda realidad: la explotación del hombre por el hombre; la justicia, ancha para unos y angosta para otros; leyes inhumanas y a favor de algunos privilegiados y los representantes de la justicia como simples marionetas manipulados por el poder político y económico.

“La peonada”, como le llama Vallejo, encargada de la extracción del mineral recibía un “salario muy bajo” por su trabajo que no recompensaba al esfuerzo y riesgo vida de los trabajadores que laboran desde el amanecer hasta el anochecer, trabajaban toda la noche, incluso los feriados. Lo más descabellado, era obligarles a trabajar contra su voluntad; valiéndose del sistema de “enganche”. José Marino aprovechaba de la necesidad e ingenuidad de los pobladores; les facilitaba productos de su tienda a precios de usura y hacía que éstos se endeuden y al no poder pagar la deuda, los obligada a firmar un contrato para que trabajen en las minas. Por lo que, “la deuda del obrero es coercible por la fuerza– dice “El Tungsteno” – como si se tratara de un delito… El obrero es perseguido por las autoridades como un criminal. Una vez capturado, y sin oír defensa alguna de su parte, se le obliga, por la fuerza, a prestar los servicios prometidos. Es en pocas palabras, el sistema de los trabajos forzados”. El apuntador, uno de los personajes de la obra, dice: “Usted y Rubio fueron los primeros con el coche Marino, en quitarles sus chacras, sus animales y sus granos a los soras robándoles y metiéndoles después en la mina, para hacerlos morir entre las máquinas y la dinamita, como perros…” y ¿La justicia que hacía al respecto? Nada, simplemente nada.

Otro de los casos que nos presenta Vallejo, es la violación y crimen de Graciela, “La Rosada”, una chichera de Quivilca, a quien la apuestan a los dados, como si fuera un simple objeto. Se arma una juerga con la indefensa mujer y la violan aquellos degenerados presentes en esa orgía. “La Rosada fue violada, como lo dice la obra, “por orden de jerarquía social y económica”: Los patrones míster Taik y Weiss, el comisario Baldezari, el cajero Machuca, el ingeniero Rubio y el profesor Zavala, causándole la muerte. Todos fueron culpables de esta muerte, entre ellos se encubrieron y con una hipocresía sin límite, “iban en primera fila del cortejo fúnebre”, sin ningún remordimiento y la justicia fue muda, ciega y dejó impune este alevoso delito de violación y crimen.

Los enrolados y los conscriptos. Cómo puede leyes tan injustas, como la Ley del Servicio Militar Obligatorio que consignaba que los “Enrolados (peruanos que no cumplieron con inscribirse en el registro del Servicio Militar de diecinueve a veintidós años) debían ser perseguidos y obligados por la fuerza a prestar servicio militar, inmediatamente de ser capturados…” La Junta Conscriptora Militar gozaba de una libertad sin límites en el ejercicio de sus funciones. Los gendarmes (policías) ejecutaban las capturas de los conscriptos y enrolados haciendo uso y abuso de la represión cruel, salvaje. El pueblo les temía– “son los diablos”– decían. Los enrolados eran tratados como animales. Les ataban las manos hacia atrás, amarrados por la cintura con un lazo de cuero al pescuezo de las mulas que los arrastraban, subían cuestas y caían, los arrastraba y el chicotazo del látigo caía sobre sus rostros, los ensangrentaba. Era un vía crucis cruento, sanguinario, mortal; imposible que un cuerpo humano lo resista y el crimen se consumaba, una vez más quedaban impunes ante la complacencia de los representantes de la Justicia y el Estado…

Y cuando, el pueblo protestaba, contra esta clase de abusos, era reprimido a balazos, suscitándose una matanza sanguinaria, donde los héroes eran las autoridades y los responsables, el bajo pueblo que era perseguido, encarcelado y muerto si oponía resistencia..

¿Cómo el desprecio racial y cultural es descrito en la obra?

“Los notables” del pueblo trataba a la gente como: “indios brutos y salvajes”, “animales”, “bestias”, “estúpidos”, “cobardes”, “serranos sucios”… ¿Era cierto lo decía estos señores? Pues no. Uno de los grandes escritores indigenistas, José María Arguedas, rescató la dulzura del hombre quechua en su obra poniendo en evidencia su gran valía. Por lo tanto, todas estas afirmaciones de estos señores que se creían “notables” reflejaban todo lo contrario, ya como lo hemos explicado en líneas arriba, el comportamiento de los “notables” les hace acreedores a todos los adjetivos que ellos usaban contra el pueblo.

El pueblo, los campesinos, representado por los soras y yanaconas no se merecían todo este desprecio manifiesto por los “notables”. Era el Estado y sus autoridades los culpable del abandono, atraso y analfabetismo, reinante en estos pueblos de la patria. No llegaba la educación formal para las grandes mayorías. Los periódicos, la radio, la televisión era una utopía en estos pueblos que no recibía noticias de lo que pasaba en su región y país y no se enteraban de nada. Qué iban a conocer “de leyes, de servicio militar, de gobierno, de patria, de orden público. Lo único que sabían era que eran desgraciados y que de noche a la mañana aparecieron los “gringos” y todos sus secuaces y cambiaron radicalmente su ritmo de vida. De una vida armoniosa, pacífica, tranquila pasaron a un ritmo acelerado; del trabajo colectivo, pasaron al trabajo individualista; del Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero, pasaron al intercambio por él. La inversión privada en vez de llevar desarrollo, progresos, bienestar para los pobladores; llevó desgracias, explotación, miseria, injusticias, muertes.

¿Y el pueblo fue servil sumiso ante esta cruenta realidad?

Vallejo, como un autor comprometido, con las masas oprimidas, con la justicia social nos describe la reacción del pueblo ante tanto abuso, e incita a la protesta, al levantamiento. Brota la prédica clasista revolucionaria; la indignación de las chicheras al final de la parte I de El tungsteno parece anunciar la rebelión de las chicheras por la muerte de Graciela. La insurrección “espontáneas y desorganizada” del pueblo de Colca que, desarmados y exponiendo su vida ante las balas de los gendarmes que dispara a matar, se enfrentaban a las autoridades por el trato inhumano y brutal que reciben los “conscriptos y enrolados”. Y aparece el guía, el líder que debe conducir al pueblo en forma organizada y estratégica. Es Huanca el profeta, el líder que compromete al apuntador y a Benites para preparar un plan para luchar contra la opresión, la injusticia y explotación de los obreros. Y Vallejo termina “El Tungsteno” con una frase profética “El viento sopla afuera, anunciando tempestad”, como dando a entender que lo que prepara Huanca no será derrotado.

Y para concluir surge la pregunta. ¿Estará presente está cruda realidad en nuestra patria de hoy?

Por supuesto que sí, con algunas variantes, según nuestro proceso histórico por lo que podemos decir que “El Tungsteno” es una obra que simboliza las injusticias y miseria que viven los pobres de este tiempo actual. Pues vemos que en nuestra realidad actual se vive un panorama cruel con nuestros hermanos peruanos, con la promocionada “minería” que hace el gobierno actual dando carta libre para que las empresas extranjeras exploten nuestros metales, con contratos muy favorables para estas empresas y desfavorables para los pueblos que cuentan con estas riquezas. Las llamadas “Regalías” y el famoso “canon” en su mayoría van a parar en las arcas del gobierno central y muy poco llegan a estas regiones. De allí que podemos presenciar las grandes protestas y medidas de luchas que protagonizan los pueblos del interior del país, como Tacna, Moquegua, Cusco, Cajamarca, Piura, Loreto, entre otros. Estas empresas sólo buscan su beneficio económico con la extracción de metales, sin importarles la contaminación que producen en estos pueblos pobres, que sobreviven solo con el cultivo de sus tierras. Sin importarle que los niños mueren con los pulmones lleno de metal. Sin importarles los sueldos míseros de sus trabajadores que ponen en riesgo sus vidas con las dinamitas, con los derrumbes de las minas, donde muchos mueren por no contar con los implementos necesarios para este riesgoso trabajo.

¿Y las autoridades que hacen al respecto? Como lo podemos constatar a través de los medios de comunicación el gobierno promociona y está a favor de las empresas privadas y con fondos del Estado difunde spots publicitarios haciendo ver las bondades sobre esto, inclusive venden sus conciencias por un fajo de billetes para favorecerlas en las adjudicaciones, como lo hemos podido constatar en los famosos petroaudios. Pero ante estos actos de corrupción y explotación, algunos buenos alcaldes y presidentes regionales se ponen al lado del pueblo y encabeza las luchas en defensa del interés del pueblo. Pero las fuerzas del orden, la “Policía Nacional”, que obedecen las órdenes de sus jefes y del gobierno, reprimen al pueblo con sus armas, varas, gases lacrimógenos hasta, en algunos casos, causan la muerte de algunos protestantes. Hoy en día nuestro pueblo está organizado en frentes cívicos, sindicatos, comités de luchas y canalizan sus protestas en forma organizada haciendo uso de los mecanismos que les dan las leyes.

En cuanto, al desprecio racial y cultural, nos da mucha tristeza que en pleno Siglo XXI aún se siga despreciando, sobretodo a nuestros hermanos de la sierra” pues en forma despectiva se les tilda de “serranos” “llamas”, “guanacos”, “cholos que huelen a queso”, etc.

Y la justicia pareciera continuar ciega y sorda, es ancha para unos y angosta para otros: Los que tienen plata tienen sus padrinos y se bautizan y usan sus influencias. Es triste presenciar que algunos ladrones de saco y corbata salen libres o pagan sus condenas en sus casas con todas las comodidades y los pobres directo van a las cárceles donde viven hacinados, duermen en el piso o se tapan con papeles y pasan muchos años para ser sentenciados.
Por estas razones podemos afirmar que “El Tungsteno” es un “Retrato de la realidad peruana de ayer y hoy.”…

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