miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿NAVIDAD?

Y
Ya
se anuncia
la llegada
de la blanca Navidad.
Cánticos, spot publicitarios
embelesan el oído de los niños
despertando su más cara ilusión;
sus sueños infantiles cobran vida
y ven viajando, en su trineo, a Santa Claus.
Las campanas entonan sus hermosas melodías,
Los cohetes y avellanas iluminan el azul del cielo,
La estrella de Belén anuncia ya, el nacimiento del niño Dios.
Las Botellas de champaña se destapan, el pavo expide su aroma,
y el chocolate se sirve a la mesa acompañado del exquisito panetón.
Y el pobre ...
Ve volar sus ilusiones:
Las campanas enmudecen
de tristeza,
los juguetes se esfuman
en el aire,
el pavo alza el vuelo;
mientras tanto,
el chocolate se derrite
en la mesa
y el panetón se va en avión,
Y el pobre,
siempre pobre,
comprende
tristemente,
que Santa Claus;
sólo es , una ilusión
.

¡Feliz Navidad! Te desea, Prof. Víctor Francisco Pingo Guzmán

Navidad de los pobres

http://www.youtube.com/watch?v=nG1tFfn2yYY

viernes, 27 de noviembre de 2009

HOMBRE LUCHADOR

Hombre luchador,
Inútiles fueron tus esfuerzos,
Tu empeño,
Tu trabajo
Tu clamor…

Venció, una vez más,
La autocracia,
La prepotencia,
La codicia…

El olvido será el más cruel
De los castigos.
De nada servirá tu sacrificio
O el más perfecto amor.

Tus amigos,
Tus discípulos
Y tu propio ser
Serán, hoy, tus enemigos.

Hombre luchador
¡Ay de ti! Cuando llegues
al ocaso de la vida…

domingo, 8 de noviembre de 2009

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EL ENIGMA REVELADO

La suave voz de un ángel acarició el fino oído de Agustín. Agustín se estremeció y de un impulso se sentó al borde de la cama. Se tomó la cabeza, a la altura de la sien, y caviló por largo… ¿Era un sueño o sólo una cara ilusión?... ¿Qué había sucedido? ¿Qué había visto? ¿Era un mensaje o tal vez una revelación?... Tomó su ropa, presuroso se vistió y salió. Visitó muchos lugares, tocó puertas, repartió abrazos y hasta cálidas lágrimas resbalaron por sus mejías…
Era el año de 1900 cuando dejaba a su querida Loja. Dejó su patria, dejó su familia, dejó a sus amigos: dejó todo por un bendito sueño. Era un país extraño al cual venía, pero su noble corazón estaba dispuesto a conquistar el mundo y llegó a la tierra del sol trayendo sus ilusiones, y lleno de fe peregrinó por los pueblitos de San Francisco de la Nueva Esperanza para hacer realidad la obra encomendada. Visitó La Huaca, Tamarindo, El Arenal, Amotape y y su sueño no encontraba la tierra fecunda para nacer, hasta que un día la providencia divina guió sus pasos a las legendarias tierras del cacique Kolac. Su corazón se llenó de regocijo al descubrir el profundo amor cristiano profesado por aquellos humildes moradores que le abrieron los brazos y lo cobijaron en esta “hospitalaria tierra” y su alegría fue total al descubrir el pequeño adoratorio donde aquellos campesinos asistían para rendir culto al Padre de padres, al que todo lo puede: Al señor de los imposibles, y su corazón le dijo:

—¡Agustín, aquí harás realidad la gran obra!.
Aquel extranjero se convirtió en el mensajero divino de aquellas ovejas, que por largos años, estaban sin pastor que guíe, sus pasos, por los arcanos caminos de la fe cristiana. Llenos de fe, llenos entusiasmo echaron a andar aquel anuncio divino.
Hombres y mujeres; adultos y niños trabajaban como hormigas, día y noche, cargando sobre sus hombros, cargando sobre acémilas: barro y paja, peñas y cañas y el Maestro bendito guiaba la obra y de vez en vez se escuchaban sus estimulantes palabras:

— ¡Ánimo, hermanos! ¡Muy bien, muy bien! ¡Ya mismo! ¡Descansemos un rato!
Y su voz angelical dejaba escuchar una hermosa canción que era seguida por todos. Y sus dulces labios contaban un chiste que arrancaba estruendosas carcajadas. Y su voz de clérigo pronunciaba una oración, la prédica del evangelio o explicaba los misterios del cielo. Aquella voz melodiosa aliviaba el cansancio de tan arduo trabajo. Y llegó a su fin la gran obra y los corazones palpitaron de gozo y revosando de felicidad, aquellos obreros elegidos por la mano divina se estrecharon en fuertes abrazos: Agustín había hecho realidad su ansiado sueño, había realizado el mensaje divino que escuchó de los celestiales labios de un ángel.
¿Había concluidos la gran obra?... Tal vez sí o tal vez no, pero el hilo de un nuevo enigma comenzó a destejerse con la llegada de forasteros de la lejana Italia o tal vez de otro país o del mismo coro celestial, pero sí, eran la reencarnación de Miguel Ángel y plasmaron su hermoso arte en la bóveda de aquella obra. Allí están imponentes: el Cristo Rey, la Ascensión de la Virgen, La Descensión de la Cruz, La Resurrección de Cristo… monumental iconografía mural que bautizó, a la obra de Agustín y su pueblo, como “Pequeña Sixtina” de la costa peruana. En el corazón de Agustín ya no cabía más la felicidad. Exhorto contemplaba aquella maravillosa obra producto de tanto sacrificio y esfuerzo, producto del esfuerzo de aquel pueblo lleno de fe y ansioso del conocimiento divino, producto de la poderosa mano de aquel “Guía humano”. Lleno de tanta admiración se sentó y guió su mirada hacia el altar mayor, que aún estaba vacío ¿Qué imagen iría allí? ¿Quién presidiría el templo?... su mente viajó por lugares inhóspitos, recónditos, imposibles, misteriosos. El alma abandonó el cuerpo, subió al cielo, llegó al paraíso: ¡Oh, qué hermosas escenas! ¡Qué espléndido! El reino de la paz se filtraba por cada poro, el aire emanaba la fragancia del amor, de la piedad, de la bondad…
Una trompeta celestial entonó un himno empíreo, maravilloso, perfecto y las imágenes de la bóveda cobraron vida y comenzaron a flotar en las densas nubes. Los ángeles de torneados cuerpos agitaron sus hermosas alas y entre ellos apareció la más bella de las madres; purísima, inmaculada: María la madre de Jesús y extendió sus manos y su mirada de madre amorosa se fijó en el centro de aquel cielo ficticio en donde flameaba una tenue llama que poco a poco se hizo intensa y bailoteaba al ritmo del aire y entre aquellas flamas alegres y risueñas fue apareciendo la enigmática figura del Cristo Rey, y triunfante salió de la fuente de la vida y voló hacia el altar mayor.

—¡Agustín, Agustín!— aquella voz encantadora, dulce, mística, célica resonó en aquel recinto novel.
Aquella mente fugaz salió de los enmarañados hilos de la imaginación y del misticismo. Agustín despertó del sueño imaginario y posó su vista en aquel maravilloso ser, que bajaba del altar mayor y se dirigía a él a paso lento: Era Jesús cuyos cabellos ondulados caían sobre sus hombros y avanzaba con las manos extendidas mostrando aquellos orificios de clavos que lo torturan en la cruz. Su divino rostros resplandecía de pureza, inocencia y de infinita bondad. Sus ojos claros brillaban dejando escapar los rayos de la verdad, de la justicia. Su barba virgen daba a su rostro el respeto de todo padre, bien amado por sus hijos.

— Mira mi pecho abierto— dijo el Nazareno y con su dedo índice señaló aquel palpitante corazón sufriente, sangrante por la corona de espinas que lo herían en lo más profundo y emitía una flama rojiamarilla donde aparecía triunfante la cruz del martirio y del perdón de los pecados. — Este es mi corazón, mi amor, la vida del alma que ofrendo a mi pueblo, a mis hijos que han construido este hermoso recinto de oración a mi Padre. Sé mi voluntad, sé mi mensajero…
La trompera del misterio dejó fluir su enigmática armonía y las imágenes desaparecieron del cielo mágico y ocuparon su lugar primigenio en los murales de la bóveda del templo… Agustín, Agustín estaba fascinado, extasiado, sorprendido…

El 24 de junio de 1911, el mensaje divino se había hecho realidad. Los cohetes alegraron la mañana, la población se vistió de gala, la banda de músicos recorría las calles y tocaba sus mejores melodías, el pueblo lleno de fe y fervor religioso asistía a la inauguración de la maravillosa obra: la Pequeña Sixtina de la costa peruana, y por primera vez festejó la fiesta de su santo Patrón Sagrado Corazón de Jesús, hermosa escultura traída de España… Aquel mensaje divino se había hecho realidad, el enigma se había develado y Fray Agustín María Godoy fue el elegido.

martes, 20 de octubre de 2009

LA BURBUJA DEL PODER Y LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO


Hay un grupo de humanos que viven una fantástica burbuja que flota en el espacio sideral. Mundo imaginario, ficticio, ilusorio para una pequeña élite de privilegiados que esgrimen la vara del poder que se transforma en dioses, reyes o dueños del mundo, con el poder que les dio el pueblo: “Dale el poder a alguien y lo conocerás del todo” reza un dicho popular, que cae como anillo al dedo a los mal llamados “Padres de la patria” que moran en la burbuja del poder en donde danza los billetes al compás de la música de los dueños del Perú. Y el pueblo ¿Qué? Viven en un mundo cruel, sanguinario, real; en donde don dinero tiene alas y sólo vuela rumbo a la fantástica burbuja del espacio sideral en donde habitan los que mueven los hilos del país. Hoy proponen la despenalización del ABORTO, como una medida para salvar vidas: falacia absurda, descabellada, irracional. ¿A caso un feto no tiene vida? Claro que sí y ¿Queremos privarle el derecho a vivir? ¿A caso no hemos visto videos de cómo se hacen los abortos? Son múltiples los métodos que se emplean para este fin:
El método de la succión: “El feto es despedazado en el vientre de la madre: sus manitas son cortadas, sus piececitos separados de su cuerpo su cabecita machacada, y ese nuevo ser sufre, clama, suplica pidiendo que lo dejen vivir; su corazoncito late, agoniza, pero ese clamor no llega a oídos de los desnaturalizados padres y de aquellos asesinos que se visten de blanco para lavar su culpa, su crimen, su pecado, y luego lo succiona en pedazos, en trozos y como cualquier desperdicio lo arrojan a un tacho de basura o a el wáter de un baño”.
Asimismo, otro de los métodos criminales que se emplean, consiste en: “ extrae líquido amniótico que protege al bebé, inyectándose en su lugar una solución salina concentrada. El bebé ingiere esta solución que le producirá la muerte 12 horas más tarde por envenenamiento, deshidratación, hemorragia del cerebro y de otros órganos y convulsiones. Esta solución salina produce dolorosas quemaduras graves en la piel del bebé. Unas horas más tarde, la madre comienza "el parto" y da a luz un bebé muerto o casi muerto”.
¿Qué hubiese pasado, si a estos señores del mundo de las maravillas, cuando estuvieron en el vientre de sus madres les hubieses aplicado estos métodos? Tal vez el mundo sería otro; pero se les respetó el derecho a vivir y hoy, envestidos por la autoridad de la impunidad, proponen tan descabellada Ley.
“Nadie debe decidir sobre la vida de otra persona o ser humano” “Todos tenemos derecho a vivir”

sábado, 3 de octubre de 2009

LA POBREZA


La pobreza es una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso y/o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas humanas que inciden en un desgaste del nivel y calidad de vida de las personas, tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable. También se suelen considerar la falta de medios para poder acceder a tales recursos, como el desempleo, la falta de ingresos o un nivel bajo de los mismos. También puede ser el resultado de procesos de segregación social o marginación.


"LA POBREZA ES UN FLAGELO QUE AZOTA DURO Y BIEN DURO"al pueblo peruano; aunque nuestro gobernantes quiera maquillar con palabras bonitas esta cruda realidad, pintándonos un país de ensueño, de fantasía: un edén terrenal que es para unos cuantos, para los que tiene el poder político, económico y social. pero el hombre de a pie, el hombre del pueblo es el que sufre, es el que siente, padece, llora. ¿Hasta cuándo seremos flagelados por látigo cruel de la injusticia, de la marginación y pobreza? ¡Hasta cuándo!...

LAMENTO


Llora, profundamente llora.
Llora y se funde en un manto impermeable
de tristeza, de dolor y abandono.
Llora profundamente llora;
llora un joven viejo.

Es joven y es viejo,
es un hombre marcado
por las crueles manos
del cincel de la miseria.

Es joven y es viejo,
Es un hombre que mastica su miseria:
padeciendo, callando…
y cuando su voz timbra
es el fúnebre tañer de una campana
que siente, padece, llora…

Este hombre, triste hombre,
es llanto que se queja solo,
tristemente solo.
Es lamento que hiere el espacio
perdido en los oídos sordos
del negro infinito.

Este hombre, triste hombre
es el retrato cruelde un joven viejo

miércoles, 16 de septiembre de 2009

CONFLICTOS SOCIALES EN EL PERÚ DE HOY


Una de la principal causa de los conflictos sociales del Perú de hoy es la explotación de nuestras riquezas mineras y petroleras a manos de empresas extranjeras, que más les interesa el dinero que el bienestar de las comunidades en donde se encuentran estas riquezas. De allí que los campesinos protestan porque les contaminan el agua de regadío, les arrebatan sus tierras, no respetan la dignidad humana ni sus derechos y, por levantar su voz de protesta ante tanto abuso, son reprimidos, encarcelados, humillados… esta realidad data desde la llegada de los españoles a nuestro territorio con una sed insaciable de riquezas y que sometieron a nuestros hermanos indígenas a formas inhumanas de explotación.

Nuestro célebre escrito vanguardista, César Vallejo Mendoza, denunció esta realidad en su obra “Tungsteno”. A continuación presento un ensayo sobre esta importante obra.

ENSAYO: "TUNGSTENO"


EL TUNGSTENO:
RETRATO DE LA REALIDAD PERUANA DE AYER Y HOY
“Los patrones y millonarios franceses, yanquis, alemanes, ingleses, son más ladrones y criminales con los peones de la India, de Rusia, de la China, del Perú, de Bolivia; pero son también muy ladrones y asesinos con los peones de las patrias de ellos…”
César Vallejo Mendoza

¿Es “El Tungsteno” un retrato, de la realidad de la sociedad peruana del pasado? ¿Esta cruda realidad, que nos plantea Vellejo en su obra, estará presente en el Perú de hoy?.

Aunque parezca imposible, la historia, en algunos casos, se repite con algunas variantes; sobre todo, en la explotación económica y política con la complicidad del Estado con todas las formas de dominación, la justicia a favor de los que más tienen, el desprecio racial y cultural y la protesta de las masas oprimidas (campesinos, profesionales de la clase media, peones y obreros de mina, fábricas, etc.). Por eso, me atrevo a afirmar que la obra de César Vallejo: “El Tungsteno” es un “Retrato de la realidad peruana de ayer y hoy.”…

¿Cuál es la realidad que nos plantea “El Tungsteno”?

El arribo de la empresa minera “Mining Society”, representada por míster Taik y míster Weiss, a la región del Colca, y en concreto, a la zona de Quivilca, para extraer el “Tungsteno” , cambia radicalmente el ritmo de vida de Colca. De una vida aletargada se pasa a un ritmo acelerado: actividades comerciales, contratos, documentos, papeles, mal trato, robos, abuso del poder, violación de los derechos humanos, etc. son el pan de cada día, donde se impone el poderoso ante los más débiles.

¿Qué dice Vallejo sobre el poder económico en su obra?

El poder económico como instrumento de marginación, manipulación y explotación. Vallejo nos relata como la empresa extranjera “Mining Society” (EE.UU.) llegaba a establecerse en la ciudad de Quivilca, principal asiento minero del Perú de esa época, para explotar el Tungsteno y afianzar su imperio económico valiéndose de todos los medios y modos que le da el poder del dinero, violando los derechos humanos y los derechos de los trabajadores.

¿Quiénes representan el poder económico?

Míster Taik y Míster Weiss son los norteamericanos que representan, como lo dice Vallejo, a los intereses de los “Yanquis”.

¿Cómo se emplea el poder económico, según Vallejo?

Este poder económico se usa para tener buenas “relaciones o influencias” con los representantes del gobierno y tener en sus manos a los, “Principales o notables” del pueblo como: el subprefecto, alcalde, el juez, cura, comisario, médico, hacendados, comerciantes. José Marino es el engranaje principal de esta maquinaria de poder, de explotación, de injusticia y corrupción, que Vallejo denuncia en sus páginas. José Marino, comerciante próspero, que de la noche a la mañana se enriqueció gracias a su “cinismo excepcional” y a la mano benefactora de los “Gringos” y de las autoridades del lugar que avalaron su enriquecimiento ilícito a través del engaño y robos descarados a la gente del pueblo. Era el principal proveedor de la “peonada” explotada en las minas, a quienes contrataba por míseros sueldos o los obligaba ir a trabajar a las minas por deudas contraídas con él. El subprefecto Luna llegó al cargo gracias a la influencia de la “Mining Society”, cuya finalidad era que la policía (gendarmes), a través de la represión, apoye el reclutamiento de peones para la mina. Alcalde Parga, de Colca, llegó al cargo por las influencias de Míster Taik y Míster Weiss. El mismo lo decía cuando estaba borracho: “¡Yo soy todo de los Yanquis! ¡Yo se lo debo todo! ¡La alcaldía! ¡Todo! ¡Son mis patrones! ¡Son los hombres del Colca!”. La Iglesia, también, formaba parte de esta maquinaria bajo el poder de los norteamericanos. El mismo cura exclamaba con desparpajo: “¡Los gringos son los hombres! ¡Ellos son los que mandan! ¡Yo he visto al mismo obispo agacharse ante míster Taik! ¡El obispo quería cambiar el cura de Canta, y míster Taik se opuso, claro, monseñor tuvo que agachársele!”… cómo el poder del dinero corrompe y quienes deben velar por el bienestar de los pobladores, se arrodillan ante el poder de la plata, pierden la sensibilidad social, pierden la dignidad de ser humano y muestra una actitud sumisa, servil, hipócrita. A ellos les interesa vivir bien: comer bien, beber bien, disfrutar de orgías desenfrenadas y poco les importa lo demás: los pobres, los desposeídos, los obreros. Son personas que no quieren a su patria y gritan descaradamente “Viva los Estados Unidos” “Vivan los norteamericanos”…

¿Cómo presenta, Vallejo, el poder político en el Tungsteno?

El poder político es manejado desde las altas esferas del gobierno. Es el presidente quien nombra a las autoridades políticas y judiciales del territorio peruano y en algunos casos, influencias en el nombramiento de los párrocos y obispos, quienes eran aliados del poder político. Estas autoridades, nombradas antidemocráticamente: Alcalde, gobernador, cura y juez, subprefecto, prefecto eran los instrumentos serviles del gobierno que velaba por los intereses de los capitales extranjeros, como la “Mining Society”, empresa minera norteamericana, que saqueaba las riquezas del suelo peruano sin importarles la integridad física de las personas que trabajaban en las minas, los bajos sueldos, las condiciones inhumanas de trabajo; los actos de injusticia, como el encarcelamiento, el castigo feroz a látigo, los crímenes y la impunidad ante todos los actos que lesionaban los derechos humanos.

¿Cuál es la visión de justicia que nos presenta “El Tungsteno”?

Vallejo nos plantea una cruda realidad: la explotación del hombre por el hombre; la justicia, ancha para unos y angosta para otros; leyes inhumanas y a favor de algunos privilegiados y los representantes de la justicia como simples marionetas manipulados por el poder político y económico.

“La peonada”, como le llama Vallejo, encargada de la extracción del mineral recibía un “salario muy bajo” por su trabajo que no recompensaba al esfuerzo y riesgo vida de los trabajadores que laboran desde el amanecer hasta el anochecer, trabajaban toda la noche, incluso los feriados. Lo más descabellado, era obligarles a trabajar contra su voluntad; valiéndose del sistema de “enganche”. José Marino aprovechaba de la necesidad e ingenuidad de los pobladores; les facilitaba productos de su tienda a precios de usura y hacía que éstos se endeuden y al no poder pagar la deuda, los obligada a firmar un contrato para que trabajen en las minas. Por lo que, “la deuda del obrero es coercible por la fuerza– dice “El Tungsteno” – como si se tratara de un delito… El obrero es perseguido por las autoridades como un criminal. Una vez capturado, y sin oír defensa alguna de su parte, se le obliga, por la fuerza, a prestar los servicios prometidos. Es en pocas palabras, el sistema de los trabajos forzados”. El apuntador, uno de los personajes de la obra, dice: “Usted y Rubio fueron los primeros con el coche Marino, en quitarles sus chacras, sus animales y sus granos a los soras robándoles y metiéndoles después en la mina, para hacerlos morir entre las máquinas y la dinamita, como perros…” y ¿La justicia que hacía al respecto? Nada, simplemente nada.

Otro de los casos que nos presenta Vallejo, es la violación y crimen de Graciela, “La Rosada”, una chichera de Quivilca, a quien la apuestan a los dados, como si fuera un simple objeto. Se arma una juerga con la indefensa mujer y la violan aquellos degenerados presentes en esa orgía. “La Rosada fue violada, como lo dice la obra, “por orden de jerarquía social y económica”: Los patrones míster Taik y Weiss, el comisario Baldezari, el cajero Machuca, el ingeniero Rubio y el profesor Zavala, causándole la muerte. Todos fueron culpables de esta muerte, entre ellos se encubrieron y con una hipocresía sin límite, “iban en primera fila del cortejo fúnebre”, sin ningún remordimiento y la justicia fue muda, ciega y dejó impune este alevoso delito de violación y crimen.

Los enrolados y los conscriptos. Cómo puede leyes tan injustas, como la Ley del Servicio Militar Obligatorio que consignaba que los “Enrolados (peruanos que no cumplieron con inscribirse en el registro del Servicio Militar de diecinueve a veintidós años) debían ser perseguidos y obligados por la fuerza a prestar servicio militar, inmediatamente de ser capturados…” La Junta Conscriptora Militar gozaba de una libertad sin límites en el ejercicio de sus funciones. Los gendarmes (policías) ejecutaban las capturas de los conscriptos y enrolados haciendo uso y abuso de la represión cruel, salvaje. El pueblo les temía– “son los diablos”– decían. Los enrolados eran tratados como animales. Les ataban las manos hacia atrás, amarrados por la cintura con un lazo de cuero al pescuezo de las mulas que los arrastraban, subían cuestas y caían, los arrastraba y el chicotazo del látigo caía sobre sus rostros, los ensangrentaba. Era un vía crucis cruento, sanguinario, mortal; imposible que un cuerpo humano lo resista y el crimen se consumaba, una vez más quedaban impunes ante la complacencia de los representantes de la Justicia y el Estado…

Y cuando, el pueblo protestaba, contra esta clase de abusos, era reprimido a balazos, suscitándose una matanza sanguinaria, donde los héroes eran las autoridades y los responsables, el bajo pueblo que era perseguido, encarcelado y muerto si oponía resistencia..

¿Cómo el desprecio racial y cultural es descrito en la obra?

“Los notables” del pueblo trataba a la gente como: “indios brutos y salvajes”, “animales”, “bestias”, “estúpidos”, “cobardes”, “serranos sucios”… ¿Era cierto lo decía estos señores? Pues no. Uno de los grandes escritores indigenistas, José María Arguedas, rescató la dulzura del hombre quechua en su obra poniendo en evidencia su gran valía. Por lo tanto, todas estas afirmaciones de estos señores que se creían “notables” reflejaban todo lo contrario, ya como lo hemos explicado en líneas arriba, el comportamiento de los “notables” les hace acreedores a todos los adjetivos que ellos usaban contra el pueblo.

El pueblo, los campesinos, representado por los soras y yanaconas no se merecían todo este desprecio manifiesto por los “notables”. Era el Estado y sus autoridades los culpable del abandono, atraso y analfabetismo, reinante en estos pueblos de la patria. No llegaba la educación formal para las grandes mayorías. Los periódicos, la radio, la televisión era una utopía en estos pueblos que no recibía noticias de lo que pasaba en su región y país y no se enteraban de nada. Qué iban a conocer “de leyes, de servicio militar, de gobierno, de patria, de orden público. Lo único que sabían era que eran desgraciados y que de noche a la mañana aparecieron los “gringos” y todos sus secuaces y cambiaron radicalmente su ritmo de vida. De una vida armoniosa, pacífica, tranquila pasaron a un ritmo acelerado; del trabajo colectivo, pasaron al trabajo individualista; del Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero, pasaron al intercambio por él. La inversión privada en vez de llevar desarrollo, progresos, bienestar para los pobladores; llevó desgracias, explotación, miseria, injusticias, muertes.

¿Y el pueblo fue servil sumiso ante esta cruenta realidad?

Vallejo, como un autor comprometido, con las masas oprimidas, con la justicia social nos describe la reacción del pueblo ante tanto abuso, e incita a la protesta, al levantamiento. Brota la prédica clasista revolucionaria; la indignación de las chicheras al final de la parte I de El tungsteno parece anunciar la rebelión de las chicheras por la muerte de Graciela. La insurrección “espontáneas y desorganizada” del pueblo de Colca que, desarmados y exponiendo su vida ante las balas de los gendarmes que dispara a matar, se enfrentaban a las autoridades por el trato inhumano y brutal que reciben los “conscriptos y enrolados”. Y aparece el guía, el líder que debe conducir al pueblo en forma organizada y estratégica. Es Huanca el profeta, el líder que compromete al apuntador y a Benites para preparar un plan para luchar contra la opresión, la injusticia y explotación de los obreros. Y Vallejo termina “El Tungsteno” con una frase profética “El viento sopla afuera, anunciando tempestad”, como dando a entender que lo que prepara Huanca no será derrotado.

Y para concluir surge la pregunta. ¿Estará presente está cruda realidad en nuestra patria de hoy?

Por supuesto que sí, con algunas variantes, según nuestro proceso histórico por lo que podemos decir que “El Tungsteno” es una obra que simboliza las injusticias y miseria que viven los pobres de este tiempo actual. Pues vemos que en nuestra realidad actual se vive un panorama cruel con nuestros hermanos peruanos, con la promocionada “minería” que hace el gobierno actual dando carta libre para que las empresas extranjeras exploten nuestros metales, con contratos muy favorables para estas empresas y desfavorables para los pueblos que cuentan con estas riquezas. Las llamadas “Regalías” y el famoso “canon” en su mayoría van a parar en las arcas del gobierno central y muy poco llegan a estas regiones. De allí que podemos presenciar las grandes protestas y medidas de luchas que protagonizan los pueblos del interior del país, como Tacna, Moquegua, Cusco, Cajamarca, Piura, Loreto, entre otros. Estas empresas sólo buscan su beneficio económico con la extracción de metales, sin importarles la contaminación que producen en estos pueblos pobres, que sobreviven solo con el cultivo de sus tierras. Sin importarle que los niños mueren con los pulmones lleno de metal. Sin importarles los sueldos míseros de sus trabajadores que ponen en riesgo sus vidas con las dinamitas, con los derrumbes de las minas, donde muchos mueren por no contar con los implementos necesarios para este riesgoso trabajo.

¿Y las autoridades que hacen al respecto? Como lo podemos constatar a través de los medios de comunicación el gobierno promociona y está a favor de las empresas privadas y con fondos del Estado difunde spots publicitarios haciendo ver las bondades sobre esto, inclusive venden sus conciencias por un fajo de billetes para favorecerlas en las adjudicaciones, como lo hemos podido constatar en los famosos petroaudios. Pero ante estos actos de corrupción y explotación, algunos buenos alcaldes y presidentes regionales se ponen al lado del pueblo y encabeza las luchas en defensa del interés del pueblo. Pero las fuerzas del orden, la “Policía Nacional”, que obedecen las órdenes de sus jefes y del gobierno, reprimen al pueblo con sus armas, varas, gases lacrimógenos hasta, en algunos casos, causan la muerte de algunos protestantes. Hoy en día nuestro pueblo está organizado en frentes cívicos, sindicatos, comités de luchas y canalizan sus protestas en forma organizada haciendo uso de los mecanismos que les dan las leyes.

En cuanto, al desprecio racial y cultural, nos da mucha tristeza que en pleno Siglo XXI aún se siga despreciando, sobretodo a nuestros hermanos de la sierra” pues en forma despectiva se les tilda de “serranos” “llamas”, “guanacos”, “cholos que huelen a queso”, etc.

Y la justicia pareciera continuar ciega y sorda, es ancha para unos y angosta para otros: Los que tienen plata tienen sus padrinos y se bautizan y usan sus influencias. Es triste presenciar que algunos ladrones de saco y corbata salen libres o pagan sus condenas en sus casas con todas las comodidades y los pobres directo van a las cárceles donde viven hacinados, duermen en el piso o se tapan con papeles y pasan muchos años para ser sentenciados.
Por estas razones podemos afirmar que “El Tungsteno” es un “Retrato de la realidad peruana de ayer y hoy.”…

sábado, 29 de agosto de 2009

LA BRUJERÍA



No puedo dejar de mencionar, como una realidad latente en los confines de nuestro planeta la práctica de la brujería. Práctica que se registra desde los orígenes de la vida.
Consideramos como Brujería al conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar daño.

La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota antigüedad: En el Antiguo Testamento,
concretamente en el Éxodo, se prohíbe la brujería, y se establece que debe ser castigada con la pena de muerte; de igual manera en la Grecia y Roma clásicas, la brujería aparece como una actividad mayoritariamente femenina, lo cual no es de extrañar, ya que la asociación de la mujer con "el Mal" es frecuente en la Biblia. Por lo tanto, las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra. En el occidente cristiano, la brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina "caza de brujas"). Algunas teorías relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.

Colán, pueblo mítico de la región Piura, está imbuido en esta realidad y desde tiempos inmemorables se le considera como uno de los centros de la Brujería peruana que ha dado origen a miles de mágicas leyendas nacidas de la mente creativa del hombre norteño. Leyendas que han perennizado a “La Pampa de La Felipita” como centro ceremonial de las brujas y brujos de Colán que ofrecen rituales al Diablo para obtener poder mágico. En el marco de este contestó nace la leyenda “La cabra diabólica”

LA CABRA DIABÓLICA


El blanco disco de la luna con su luz plateada bañaba la anchurosa playa. Las verdosas aguas recogíanses con violencia y paulatinamente formando gigantescas olas que explotaban bramando desgarradoramente. En la playa dos figuras encorvadas jaloneaban los enmarañados hilos de una red. Sus callosas manos buscaban desesperadamente, entre ellas, el marino fruto…

—¡Nada…! ¡Solamente malaguas!—se escuchó decir al más viejo; era un hombre fornido de piel tostada por el sol. El otro hombre que le acompañaba tenía el mismo aspecto de gente ruda moldeada por el trabajo fuerte. En sus rostros se dibujaba la preocupación. Resignadamente dijo:

—Hagamos otro intento, pos seguro que sacamos algo pa’ comer.
—¡No! No se puede… Mire la marea ya se puso alta.
—¡Caramba que mala pata! Este mar es traicionero, un ratito está mansito y más tarde se pone bravo como un león.
—Qué vamos a hacer, compadrito, tal vez mañana logremos pescar alguito.

Resignados, los rudos hombres, recogieron sus redes, echándoselas sobre sus amplios hombros se encaminaron hacia las pequeñas elevaciones de arena que se divisaban a lo lejos. Dos pollinos de color ceniza pararon sus orejas al notar la presencia de los hombres de mar. Allí estaban sus cosas, las recogieron rápidamente y las acomodaron en sus alforjas.

Pocos minutos después, ciñendo filudos puñales, cabalgaban en dirección al pueblo. La noche envejecía más y más. El campo estaba invadido por un silencio fúnebre. Una luz hacía visible los adornos naturales que rodeaban el camino. Cuando llegaron a la Felipita, pampa enorme que se extiende a las afueras de Colán, la noche se hizo negra, el viento soplaba frío y, con un silbido hiriente, penetraba en los blancos huesos de los hombres. Escuchábase el hiriente grito de los grillos y el aullante graznido de los búhos. De pronto la noche se hizo día y vióse que en el centro de la pampa giraba un extraño círculo. Parecían seres humanos que danzaban al compás de una melodía imaginaria; era un grupo de cabras, que giraban alrededor de un negro macho cabrío. Se paraban en dos patas, se balanceaban, giraban y se movían tratando de imitar pasos de un ritmo inefables. El macho cabrío, con su gran barba, sentíanse un rey homenajeado por sus súbditos. Este espectáculo dantesco no intimidó a los viajeros.

—¡Mira, compadrito!— dijo el más viejo— son cabras y están regordas.
—¿De quién serán?— interrogó el otro, mirando a todos lados como queriendo descubrir al dueño.
—Parece que están perdidas, pos ya es más de la media noche.
—Sí, que le parece, cumpita, si empuñamos una cabra, así tendremos pa’ comer mañana.
—¡Buena idea, compadrito…! Ahora sí tendremos algo que llevarle a los churres.

En sus rostros se dibujaba la esperanza, la esperanza de poder alimentar a su familia. Se apearon cuidadosamente tratando de no hacer ruido. Sigilosamente se dirigieron al círculo que giraba rítmicamente. Cuando estaban a pocos metros de sus presas emprendieron veloz carrera. El ganado se espanta, las cabras corren a diferentes direcciones, una de ellas, indecisa, mira a todos lados; no sabe a dónde ir, confusión que es aprovechada por los rudos hombres que caen sobre ella e inmediatamente le atan las patas, luego la conducen con gran esfuerzo hacia el lugar en donde pasivamente esperaban las acémilas y la depositan sobre el lomo de una de ellas. Felices e imaginándose un suculento banquete prosiguieron su camino.

Cuando las aves, con su canto, anunciaban el nacimiento del nuevo día divisaron los guardianes verdes que rodeaban Pueblo Nuevo de Colán. Los hombres se quedaron mirando, el uno al otro. Uno de ellos rompió el silencio:

—Compadrito, ¿por qué no matamos a la cabra antes de entrar al pueblo?, pos no falta, la mala gente, que corran el chisme que nos hemos robado esta cabra.
—Tienes razón, cumpita. ¡Pues matémosla!

Se apearon de las bestias, con mucha dificultad bajaron a la presa y encubiertos por el follaje verde trataron de sacrificarla. La cabra hacía vanos esfuerzos por liberarse. Sintió una rodilla maltratar su pecho, sus ojos resplandecieron como dos faroles al ver acercarse amenazante un filudo puñal que intentaba penetrar en su pecho. La cabra pataleaba desesperadamente, quería liberarse de sus captores y cuando vio acercarse la negra muerte, de su garganta brotó una dramática voz femenina:

—¡No me mate! ¡No me mateee! ¡Soy… sooyyy.. de esta vida!.

Un hilo de sorpresa invadió el cuerpo de los rudos hombres. Por un momento soltaron a su presa; pero de inmediato la fortaleza volvió a ellos, la sacudieron violentamente y una voz enérgica rasgó el aire:

—¡Quién eres, maldita! ¡Contesta! ¿Quién eres?
—Soy… soy tu comadre… Inocencia. Perdóname la vida, compadrito… perdóname…
—¡Este es un recuerdito que te dejan tu compadre, pa’ que dejes de andar de cabra, vieja cachuda! ¡agora, pídele, pues, a tu amigo el demonio pa’ que te dé otra oreja!

Los hombres soltaron a la diabólica cabra y continuaron su camino.

Mas tarde en el pueblo de Colán corría, de boca en boca, la noticia trágica de Inocencia, respetable dama que vivía en una gran mansión. Según los pobladores se decía que mientras dormía la respetable dama, un gato quebró un espejo colocado a la cabecera de su cama, un filudo vidrio cayó en su oreja y se la mutiló. La oreja cayó y daba brincos en el suelo como si tuviese vida. El gato la observaba detenidamente y pensó que era un ratón que saltaba. Dio un salto y la atrapó entre sus dientes y fugó más rápido que un rayo. Mientras tanto la señora Inocencia desangraba lentamente…

domingo, 16 de agosto de 2009

EL SÍMBOLO DE LA JUSTICIA


Muchos tenemos el ideal de que “algún día” reine la justicia en el mundo. Creo que ese es el ideal más preciado de todo ser humano. Y seguiremos esperando este caro anhelo, que data, desde tiempos inmemorables.

Tal vez alguna vez, usted querido amigo, se ha visto abrumado por una serie de acontecimientos que nos han hecho dudar que existe la JUSTICIA: “concreta y real” o, solamente, la sentimos como un concepto abstracto, inexistente, etéreo. La justicia humana desborda los límites de la subjetividad y de las más extrañas pasiones, que algunos justifica en la “condición humana” de quienes aplican “La vara de la Justicia”. Pero, esta “condición humana”, ¿les da licencia para inclinar la balanza de la justicia a favor de un pequeño grupo con poder político, económico o social? Creo que no.

Este suplicio interno me hizo pensar en el hermoso ícono de la justicia… ¿Quién lo ideó? ¿Quién lo creó? ¿Cuál fue el mensaje que su creador nos quiso transmitir? ¿Por qué una bella dama con los ojos vendados? ¿Por qué una balanza y una espada?... Estas preguntas y otras bailotean en los cerebros de los hombres del mundo. ¿Cuál será su real significado? … ¡Qué la realidad devele el enigma!


EL SÍMBOLO DE LOS SÍMBOLOS


¿Quién es el símbolo de los símbolos?...
Es una mujer de tez blanca,
curvilíneo cuerpo y ojos vendados.
Es una hermosa dama
que lleva en sus manos
una balanza y una filuda espada.

Esa dama, señores,
simboliza el pecado escrito
en las sagradas páginas del Santo Libro;
la venda que cubre sus ojos
es el símbolo de la oscuridad
que ciega la objetividad de las cosas;
esa balanza, sujeta en su mano,
simboliza al comerciante corrupto
que roba el pan de la mano del pobre.

¿Y la espada?... esa espada
es el símbolo de la maldad
y de los ríos de sangre,
que desde la raíz de la vida,
inundan a la humanidad.

Esa dama, de la que hablo hoy,
simboliza la corrupción, el pecado, la maldad;
con careta de autoridad, pureza y equidad:
Esa dama, señores,
es el símbolo de la justicia
que, hoy, ya no es justicia.

domingo, 9 de agosto de 2009

RUMBO A SU DESTINO



Rumbo a su destino es un cuento extraído de la vida real: “el trabajo infantil”. Escenificado en la zona rural de nuestro país: El campo, donde la pobreza flagela despiadadamente a los campesinos que se encuentra abandonados a su suerte, pues no hay una política gubernamental dirigida a potenciar el agro; actividad económica principal de la gran mayoría de peruanos. Esta descarnada realidad obliga a los niños a trabajar en el campo, exponiendo su vida (como es el caso que recoge este cuento); ya no hay juguetes, juegos, recreo, sonrisas, estudio; sólo hay frustración, amarguras, penas y analfabetismo de un "niño- adulto" convertido por las circunstancias de la inequidad de nuestro Estado peruano.


A continuación presento esta cruda realidad:


RUMBO A SU DESTINO

Anastasia movía el tostado, que bailoteaba en la caliente arena del rústico perol. De vez en cuando recogía leña y cuidadosamente atizaba la candela.


—¡ Nastasia, mi café!— dijo, a sus espaldas, un hombre alto, corpulento, semejante a un grueso tronco de algarrobo.
— ¡Velay, ya te despertaste desgraciáu!— dijo la mujer, volteándose para ver a su marido— ¡Ya terminaste de dormir tu borrachera, cholo borracho! ¿Y agora quieres café?... ¡Qué descaro el tuyo! ¡Anda donde “La Colana” que te dé que reventar, pos allí toititos los días te empanzas de chicha... y sábelo Dios, cómo la hace esa china sacrona!...
—¡Calla, china de m... ya vienes a joder! — expresó colérico el rudo hombre, levantando la mano amenazadoramente; pero la mujer, con la reacción de un felino, tomó uno de los leños que yacía en el suelo y se enfrentó decidida a su marido.
—¡Ay, jijuna..., caraju! ¡Pégame desgraciáu, pos ya verás!... ¡Tuavía quieres joderme! ... ¡Ven! ¡Atrévete!.

Al ver la desafiante actitud de su esposa, el hombre dio media vuelta, fugó como ratón que huye de la fieras garra de un gato.
El bullicio de la riña despertó a dos niños que dormían en el suelo sobre unos viejos sacos; el más pequeño, irrumpió en clamoroso llanto; el otro, mientras refregábase los ojos, se encaminó hacia la cocina, donde la sufrida madre tostaba los rojos granos de maíz, que reventaban en la caliente arena como camaretas en tiempo de fiesta.

— Días de Dios, ma’— saludó el pequeño.
— Días de Dios, hijo— respondió la madre.
El niño miró el iluminado rostro de su madre, que brillaba por la acción del fuego. De sus ojos azabaches discurrían pequeños riachuelos que, a su paso, mezclábanse con el sudor que emanaba de su frente.
—¿Ma’, qué te pasa? ¿Estás llorando? — interrogó el niño.
— No, no me pasa nada; sólo estoy sudando— contestó la madre, y con sus largas trenzas secó el agua que inundaba su iluminado rostro. Pero el niño, que había escuchado la discusión, comprendió con tristeza el sufrimiento de su pobre madre.
— No llores, ma’; es por mi ‘apá. ¿Verdad?
— Sí, hijo, otra vez anda en la maldita borrachera y... tuavía, el muy malo, me viene a pegar...
— No te preocupes, ‘mita, cuando sea un hombre, yo te voy a defender.
— ¡Ay, hijo, si supieras!... — la mujer se quedó, un rato, pensativa— lo que más me duele de tu papá es que no trae plata pa’ la casa. ¡Qué se cree! ¿Qué ustedes no comen?...
— ‘Mita, agora— interrumpió el niño— agora jueves reciben gente en “La Esperanza”. Voy a ir a pedir trabajo, ma’.

La madre, al escuchar las palabras de su hijo, sintió como si un rayo atravesara su cuerpo y reaccionó rápidamente.

—¡Estás loco! ¡Tuavía eres muy churre! ¿Crees que el patroncito de la hacienda te va a recibir?
—¡Ay, ‘mita! ¿Y si taitita Dios me da una ayudadita? Yo podré comprarte muchas cosas...
Así prosiguió el diálogo hasta que, llevada por la gran necesidad, la madre aceptó que su tierno hijo fuese en busca de trabajo.

­Eran las seis de la mañana del día jueves, cuando el pequeño hombre, de diez años de edad, caminaba rumbo a su destino. Sobre sus pequeños hombros descansaba una diminuta alforjita que albergaba, en su interior, un pedazo de caballa, un limón y una bolsa de tostado. Así avanzaba presuroso a la hacienda “La Esperanza”. Poco a poco se fue internando en la huerta de cocoteros que rodeaba la casa hacienda y divisó un mar interminable de sombreros blancos que desfilaban frente al capataz. Éste repartíalos a diferentes direcciones y desplazábanse como una serpiente por el camino que los conducía a los diferentes sectores agrícolas de la hacienda “La Esperanza”. Cuando el capataz quedó solo, el pequeño hombre se acercó a él y suplicante dijo:

—¡Días de Dios, patroncito!
—¡Buenos días, hijo! ¿Qué quieres?
—¿Nuay un trabajito pa’ mí, patroncito?

El capataz levantó, con el índice, el enorme sombrero que cubría su cabeza; miró fijamente al pequeño y exclamó:

—¿Tú quieres trabajar? ¡Pero si tuavía apestas a teta! Además, en el campo, nuay trabajo pa’ ti; todos son para hombres...
— Patroncito, cualquier cosita hago yo— el pobre niño cayó de rodillas y suplicante se aferró de las piernas del jefe— ¡Por mi taitita, ayúdeme, patroncito! ¡Ayúdeme pa’ llevarle “medio” a mi ‘amá!
Conmovido, el capataz, por los incesantes ruegos del niño, se quedó pensando...
— Creo, que hay algo pa’ ti— dijo, mientras posaba su callosa mano sobre el hombro del pequeño— ¡Párate, hijo! No te preocupes, desde horita ya eres “comidero”. Escucha bien, a las once de la mañana vas a recoger los “ranchos” del Vicente Paico, del Aniceto Vite, del... --Así fue enumerando los nombres de los campesinos a quienes debería llevarles el almuerzo.

A las once de la mañana, el pequeño hombre cabalgaba, por un angosto camino, rumbo al “32” como así se le llamaba a ese sector agrícola de la hacienda “La Esperanza”. Al llegar allí, se apeó y sobre sus hombros cargó las alforjas y encaminóse hacia donde los arqueados cuerpos de los peones movíanse al compás de las palanas, que cortaban la mala hierba que crecía entre el blanco pima; acto que fue interrumpido por el pequeño “comidero”, quien repartió los almuerzos a cada uno de sus dueños. Pero quedó una alforja: era de un chofer de carterpillar que estaba gradeando en el “33”. El muchacho montó a su mula y encaminóse rumbo a su destino...

La máquina avanzaba sobre la dura arcilla que gemía al sentir el filo de los pesados discos. El maquinista movía una palanca, jalaba otra y así hacía mover la pesada máquina y cuando el chofer divisó la figura del pequeño “comidero”, de detuvo bruscamente.

—¡Oye, churre, deja la alforja en la acequia y ven pa’ca.
El niño cumplió la orden y dirigióse hacia el carterpillar.
—¡Días de Dios, patroncito— dijo el niño, mientras se sacaba el viejo sombrero de junco en señal de respeto.
—¡Buenos días! ¿Cómo de te llamas?
— Mateo, Mateo Yovera, patroncito.
— ¡Ah! ¿Eres hijo del cholo Estanislao?
— Sí, patroncito.
— ¿Quieres ayudarme?
— Cómo usted lo ordene.
— Pues ven ¡sube!— le ordenó.

El niño subió a la máquina que rugía como una fiera.

—Párate, allí, cerca de la grada— ordenó el chofer— agárrate fuerte en ese fierro y vas a ver, por si al caso, se atraque algún terrón en los discos de la grada, entonces me avisas.

Nuevamente el animal metálico reanudó su trabajo, desgarrando el duro barro que hacía tambalear a la pesada máquina.
— Oye, Mateo, ¿tu padre te ha mandáu a chambiar? ¿Sí o no? ¡Oye, churre! ¿No escuchas? ¡Responde!...

El maquinista pensó que el ruido de la máquina no dejaba escuchar al pequeño hombre. Volteó ¡Qué terrible! Mateo no estaba en el lugar encomendado. Bruscamente la máquina se detuvo y bajó: Su rostro palideció, su cuerpo empezó a temblar, sus pies flaquearon y se negaban a sostener el peso de su cuerpo: ¡Oh, qué desgracia! Los filudos discos de la grada estaban teñidos de púrpura. El pobre hombre, buscó desesperadamente entre los discos... y nada. En su mente enturbiada martillaban mil cosas. Miró a todos lados, estaba como un loco. Corrió en dirección por donde habíase desplazado el animal metálico. Vio terrones manchados con espesa sangre. Por allí encontró una mano; por allá, una pierna; más allá la cabeza destrozada; por allá, los intestinos regados sobre los grandes trozos de arcilla. El pobre hombre recogía cada una de las mutiladas partes del infortunado niño, en su mente trastornada cobijaba la idea de darle vida a aquel destrozado cuerpo que yacía sobre las fértiles tierras del siniestro “33”.—¡Aaaaaaaayyyyyyyy, aaaaaayyyyyyy, Diooooosssss míooooooo! ¿Pooorrrr quéééé´? ¡Por qué, Dios mío! — de rodillas, el maquinista, imploraba al cielo. De pronto púsose de pie y corrió furioso hacia la máquina asesina y estrelló sus puños contra ella, una y otra vez, hasta sangrarse, quería destrozar aquella máquina asesina. Y, como impulsado por un rayo, volteó y miró fijamente el cuerpo mutilado del pobre niño y salió corriendo, veloz como un venado, por el zigzagueante camino que conduce al pueblo...

viernes, 31 de julio de 2009

¿ PERÚ, UN PAÍS MARAVILLOSO?


El 28 de julio me quedé asombrado al escuchar al Presidente Alan García. Creí estar soñando al escuchar tanta maravilla que discurría del verbo florido de su “majestad”. ¿Estaba hablando del Perú o del edén ideal que anhela todo ser humano? Miré a todos lados absorto, atónito, admirado… ¿Estaba en la tierra o en el cielo? Palpé mi cuerpo, abofeteé mi rostro, quería despertar de aquel mágico sueño. Pero me di cuenta que era una triste realidad. Aquel parlanchín de embrujo encandilaba al pueblo, describiendo un Perú extraordinario, insólito, mítico… Un Perú con muchos millones y millones de dólares, con millones de celulares vendidos; con agua, desagüe, luz, teléfono y con una disminución considerable de la pobreza, del analfabetismo y seguro integral de salud para todos los peruanos. ¿Será verdad tanta maravilla?...


Todos somos testigos de ver a niños que vende caramelos, que lustran zapatos, que cantan en las calles, que lavan carros y muchos de ellos duermen en la calle. Cuántas noticias, han llegado a nosotros de incendios, producidos por una vela, que ha devorado casas humildes y ha calcinado cuerpecitos indefensos de niños inocentes. Cuántos niños mueren desnutridos o con enfermedades infectocontagiosas por no ser atendidos en un centro de salud rural, pues no hay médicos o medicinas, o simplemente les dan un Paracetamol o Iburoprofeno. ¿Por qué ha aumentado la delincuencia? ¿Por qué la mujer se prostituye? ¿Por qué protestan los campesinos, los nativos y cuanto trabajador hay en nuestra Patria? ¿Por qué? ¿Es verdad que vivimos en un país Maravilloso, de ensueño o paradisiaco? ... La respuesta está en nosotros.

¿ PERÚ, UN PAÍS MARAVILLOSO?

jueves, 30 de julio de 2009

INFIERNO TERRENAL


Los milenios van pasando
En este infierno terrenal.
La pobreza azota duro,
La justicia pega igual.
El trabajo es un lujo
Y la violencia radical.
¿Por qué en este mundo
todo sigue igual?


Porque existen hombres bestias
Que no les importa la modestia
Y se imponen a la fuerza
Con su política brutal:
Sin respetar la vida humana,
Ni el bienestar social.

viernes, 24 de julio de 2009

GÉNESIS

Este viejo mundo camina a paso lento: está cansado, está herido, está enfermo; muy enfermo... No me explicó por qué tanta indiferencia, tanta ingratitud, tan maldad, tanta orfandad. El poder reina en el mundo y aplasta a los débiles: el pobre cada día se hace más pobre y el rico más rico; la justicia es ancha para unos y angosta para otros y la corrupción pudre las estructuras de nuestra sociedad. El pueblo grita como una fiera enfurecida:, gime, se retuerce de dolor y escupe al cielo su impotencia, su angustia y se arrodilla pidiendo una explicación. ¿Por qué el hombre explota a su hermano? ¿Por qué el hermano asesina a su propio hermano? ¿Por qué la justicia es ciega y sorda para unos? ¿Por qué?... “Mundo Cruento: perdición de los humanos”.

Hoy nace “Mundo cruento” como un testimonio de la realidad que nos ha tocado vivir. Esa realidad como materia prima de inspiración de escritores comprometidos con su realidad social. Es necesario que la voz del pueblo sea escuchada a través de la literatura o comentarios de sucesos que marcan el destino del mundo…

NO CALLARÉ


No callaré,
querido hermano,
no callaré.

No guardaré silencio,
aunque las manos del poderoso
se vuelvan contra mí,
aunque hablen de mí
con lengua de falsedad;
no callaré mi odio
que me acercado.

No callaré mi dolor,
aunque me den odio
por amor,
aunque sigan peleando
contra mí, sin causa:
resistiré.

No guardaré silencio,
querido hermano;
no callaré;
por la vida,
por la paz.